Una propiedad de la materia es una cualidad
de la misma que puede ser apreciada por los sentidos, por ejemplo el color, la
dureza, el peso, el volumen, la impenetrabilidad, etc.
Las sustancias se caracterizan por sus
propiedades individuales y algunas veces únicas. El color, el punto de fusión,
el punto de ebullición y la densidad son ejemplos de las propiedades físicas de
una sustancia. Una propiedad física se puede medir y observar sin modificar la composición
o identidad de la sustancia, es decir la sustancia experimenta un
cambio físico. Por otro lado, el enunciado “el hidrógeno gaseoso se quema en
presencia de oxígeno gaseoso para formar agua” describe una propiedad
química del hidrógeno porque para observar esta propiedad se debe
realizar un cambio químico, en este caso la combustión.
Todas
las propiedades medibles de la materia pertenecen a una de 2 categorías:
propiedades extensivas y propiedades intensivas:
a) Propiedades extensivas:
Son aquellas que
varían con la cantidad de materia considerada. Por ejemplo, una bolita de
vidrio pesa 5 gramos; una bolita más grande del mismo vidrio pesará más de 5
gramos. Luego, el peso al variar con la cantidad de materia considerada (tamaño
de las bolitas), es una propiedad extensiva.
b) Propiedades intensivas o específicas:
Son aquellas que no varían
con la cantidad de materia considerada. Por ejemplo, cuando el agua pura
hierve, la temperatura de sus vapores, a presión normal, es de 100º C
cualquiera sea la cantidad de agua que se haga hervir.
